Papá salió
Es injusto, siempre se lleva a Fran de paseo y a mí nada, le dije con cara de pobre infeliz y lo logré. Mamá me dejó tomar Coca Cola y ver películas, todas las que quisiera. Cuando ella se fue a acostar, papá y Fran todavía no habían vuelto. Me fui a dormir con la panza que me hacía gluglú.
Las ganas de hacer pis me despertaron apenitas escuché el ruido en la cerradura, pero me dio cosa levantarme al baño. Por la tos supe que era papá el que trataba de abrir la puerta. Tardó tanto que los ojos se me acostumbraron a ver en la oscuridad. Por fin entró, cerró de un portazo y él mismo hizo shhh, borrando el ruido que se había mandado. Los pasos sonaron como una catarata en el pasillo. En eso entró a la pieza que compartimos con Fran y nos la llenó de olor. Me hice la dormida. No cerré los ojos, pero me quedé bien quieta. Traía a Fran a upa. Lo soltó en la cama, le sacó las zapatillas y lo tapó así vestido como estaba. Perdoname, hijo, susurró y las palabras le sonaron raras, a trabalenguas.
Yo no daba más. Me bajé el elástico de la bombacha porque sentía que si me seguía apretando me iba a hacer encima. Ahora sí me quería levantar, pero papá se metió en el baño. Mamá prendió la luz del pasillo, le golpeó la puerta y preguntó bajito si estaba bien. Él no contestaba. Mamá entró a la pieza, tanteó a Fran en la cama. Cuando papá salió, mamá le empezó a gritar. No entiendo cómo mi hermano no se despertó. Mirá cómo estás, le dijo, el tipo de joda y adelante del nene. Cuando ella se quedó callada, lo escuché a él: estaba llorando. Nunca lo había visto llorar, no sabía que él lloraba. No aguanté y también se me cayeron las lágrimas. Chocamos, dijo. ¿Quiénes chocamos, la puta que lo parió? ¡Chocaste vos, borracho! Papá le dijo que fue contra algo que estaba en la banquina, que lo levantó en el aire y siguió de largo, que qué iba a hacer. A Fran le dijo que había sido un perro.